23 mayo 2007

Santiago NO es Chile


A propósito del post de Kuki en su Blog, con su propio análisis de que Santiago no es el centro del universo como muchos erróneamente creen, es que me permito dar mi visión acerca de esta materia y desde mi mundo profesional, en donde se ve claramente marcada la diferencia entre clases sociales. No es chistoso, lo lamento, a veces me pongo gueón y me da por salvar el mundo.
El otro día vi un interesante programa en la tele llamado “Santiago No es Chile”, que por cierto, en la primera línea de su tema principal reza “Entre Calera y Quillota, No es…” y por supuesto ustedes saben que hay entre Calera y Quillota… La Cruz pues muchachos, Con sus paltas, chirimoyas, La quebrá del ají, Pocochay y por supuesto el glorioso Aconcagüa Futbol Club (leer “Futbol de barrio, el deporte más lindo del mundo”). Bueno, después de ese ataque de nostalgia me devuelvo al punto principal.
En aquel programa, mostraron cómo un médico de la Clínica Las Condes, se iba enviado al sur de Chile a hacer Medicina Rural con médicos locales que realizan rondas médicas por los sectores cordilleranos, limítrofes con Argentina, los cuales dicho sea de paso, están más que olvidados y comentaban que hay veces en que se sienten más agradecidos de Argentina que de su propia patria, considerable no?.
Apenas el Médico llegó al pueblo y le presentaron a sus nuevos colegas, de entradita confundió con abúlica arrogancia a la Médico del lugar, con un:
- Tu eres la enfermera, no?.
- No, soy Médico.
- Ah, eres doctora! – dijo sorprendido.
- No, soy médico, no tengo ningún doctorado. – contestó ella en un arranque de humildad pocas veces visto… que digo pocas… nunca visto en ningún médico en todos mis años de estar metido en el mundo de la salud.
- Pero eres médico tradicional?, alópata? – Preguntó él convencido de estar tratando con un montón de huasos yerbateros.
- Si, me titule de una Universidad tradicional y todo eso, pero igual soy media yerbatera.
Este dialogo inicial no pudo ser más demostrativo de la arrogancia y pachotez de la gente que cree que el mundo gira alrededor de Santiago, de sus centralizadas cabecitas que si no les muestran un pollo en una foto creen que tienen 6 patas porque así se vende en los supermercados del mall mas cercano, incluso amigos míos, tengo conocidos que creían que las cebollas se daban en un árbol.
Además quedó claro lo poco aterrizados que son los médicos de las clínicas grandes, la burbuja en la que viven no les permite ver más allá de su cuenta corriente, no saben cuál es la realidad del país, viven como en un mudo de Bilz y Pap, y eso amigos míos, es solamente culpa de los mismos pacientes, si, porque los tratan como dioses, como si ellos tuvieran todo en sus manos. La gente no sabe diferenciar entre un buen y un mal médico porque simplemente no ven el mundo que los que trabajamos en el área vemos. El negocio de la salud, creanlo o no, es muy, pero muy rentable, tanto para los médicos como para los que venden equipamientos e insumos clínicos, porque siempre hay demanda y la inversión en equipamiento se recupera en muy corto plazo. Lo que sí es cierto, es que se han hecho de un respeto muy bien ganado por cierto, porque la medicina chilena es excelente, pero como en todo orden de cosas hay buenos y malos, si yo les contara las atrocidades que he visto, daría para otro post.
En fin, el punto es que se demostró en televisión la gran diferencia que tienen las regiones (y peor las zonas aisladas) con respecto a incluso las zonas más pobres de Santiago. Este señor, casi no quería trabajar porque en la ronda se usaba un ecógrafo portátil del año de la pera y con una resolución charcha, argumentando que con eso no se podía llegar a un diagnostico certero. Pero hombre, es un ecógrafo, es una herramienta que de no tenerla no se podrían hacer diagnósticos de patologías, por muy alejados que estos sean. Además de la fuerte resistencia a la medicina Homeopática (bien practicada por cierto), está comprobado científicamente que las yerbas, la acupuntura, el propoleo y muchas otras alternativas son altamente efectivas, pero obvio, eso no es bueno para el negocio no?.
Existe una gran brecha cultural y más que nada monetaria, el otro día hablaba con un médico boliviano que lleva un par de años en Chile y se impresionó con la cantidad de plata que ganan los médicos de las clínicas grandes, “es increíble que en un fin de semana de relajo se gasten 2 sueldos de una arsenalera”, como si nada, ellos ganan una cantidad de plata enorme y muchas veces aprovechándose de los pacientes, solo por darles un ejemplo, ¿por qué creen ustedes que la cantidad de cesáreas ha aumentado en los últimos años?. La cesárea no es una opción al parto, es una cirugía mayor que se indica si existiese probabilidad de problemas en un parto natural, pero los médicos prefieren realizar cesárea porque así pueden cobrar sus honorarios por cirugía (bastante mas altos que de un parto), si tienen acciones en la clínica (como se da en algunos casos) también ganan por el costo del derecho a pabellón, etc, etc. Éticamente, no se puede realizar una cirugía mayor si no es estrictamente necesario hacerlo.
Además de esto, existe esa arrogancia de “oye, que te pasa, yo soy médico”. Muchas veces me ha tocado discutir cosas científicas con doctores y es como pelear con el profesor… aunque tú tengas la razón nunca sales ganando. Por suerte en los médicos jóvenes la cosa está cambiando porque se están dando cuenta de que la medicina se hace gracias a un conjunto de cosas. El médico tiene el poder resolutivo en alguna enfermedad pero para eso necesita herramientas de diagnostico, quirúrgicas y terapéuticas… ahí entramos nosotros, los especialistas en tecnología de equipos médicos, el problema es cuando un médico se cree ingeniero, casi siempre queda la escoba. Tomen el siguiente ejemplo, ya no existe el obstetra con una cornetita examinando a una embarazada, ahora hay un ecógrafo que te puede decir exactamente cuánto pesa o mide tu guagua, cuantos latidos por minutos tiene su corazón e incluso, si es posible, puede darte una imagen tridimensional de la cara del bebé y ver cuando se chupa el dedo o incluso cuando bosteza o se ríe, esto solo es posible gracias a la simbiosis equilibrada entre médicos y tecnología. Decía que esta visión moderna de la medicina está cambiando porque simplemente lo palpo en cada visita que hago a los centros de salud, se me hace muy fácil explicar ciertas cosas a médicos jóvenes, no por la brecha tecnológica que da la edad, si no porque simplemente los más jóvenes te escuchan y saben que tu opinión de Ingeniero es mucho más certera, tan simple como eso, ellos entienden que la medicina ya no está exclusivamente en manos de los médicos. A diferencia de lo que pasa con los médicos viejos que son más duros que león de plaza. Solo como comentario, Administrar un Hospital Público es un desafío a la gestión y quien creen ustedes que está al mando?... un médico, que sabe de medicina, pero de gestión muy poco (claro, salvo honrosas excepciones), ahí debiera de estar un ingeniero comercial, o un administrador de empresas, personas que sepan de administración. Me acuerdo de una vez que el colegio médico armó un escándalo y le hicieron la cama a una enfermera experta en administración que osó postularse al cargo de director de Hospital, es increíble que en ese mundo no entre nadie, aunque esté capacitado para ello, saquen ustedes sus propias conclusiones sobre el estado de la salud pública de Chile.
Finalmente, este doctor, el del programa, con su cuiquerío hasta los dientes, por lo menos en un par de días entendió que Santiago no es Chile, y que existen muchos colegas y afines de profesión que son inmensamente valorables, no por sus PhD o sus Magister, si no por el esfuerzo y por el conocimiento empírico que le otorga el luchar día a día contra la adversidad, eso hacen muchos chilenos olvidados por el centralismo, entiendan señores, de una vez por todas que Santiago es una región mas, paren de meterle plata al transantiago si en Aysen están pa’ la cagá con los sismos, paren de meter plata pa’ descontaminar el centro si en Valdivia aun no se recuperan 100% los cisnes, déjense de construir supercarreteras pa’ que los cuicos puedan andar en sus Porsches por calles sin hoyos si en el sur se les llenan de barro las casas por no tener veredas afuera. Entiendan por favor señores que el sol no gira en torno a Santiago… entiendan por favor señores que Santiago no es Chile.

P.D.: Otros descargos pasados contra Santiago en: "Los descargos de un huaso suelto en la gran ciudad"

14 mayo 2007

Borr3go, el terrorista chanta


Era lo único que me faltaba, había pasado por varias, pero me faltaba esta no mas… ahora Claudito es “terrorista”.
En una fría noche en el aeropuerto de Temuco, después de un agotador día de trabajo que comenzó a las 7 de la mañana con un viaje relámpago a la región de la Araucanía, lo único que quería era llegar a mi casa, estaba chato. Pues bien, me bajé del taxi, entregué mi maleta con herramientas básicas y una caja con tarjetas electrónicas de un ecógrafo en el check-in y cómodamente me senté a esperar el llamado a embarque. Estaba cabeceando por el inminente sueño que cerraba mis parpados cuando escucho un casi ininteligible llamado (como suele ser en los aeropuertos) que decía: “atención pasajeros del vuelo LAN 264, se necesita con urgencia al Sr. Claudio Orrego en Seguridad”, yo miré el número del vuelo en mi tarjeta de embarque incrédulo y somnoliento… “mierda, sí, soy yo…” me levanté y todo el aeropuerto estaba pendiente de quien era el weon que habían llamado, murmurando quizás que rollo. Llegué a la puerta y un tipo con parka sin mangas y cara de Mr. Bean me dice un seco “pase por favor”, dando un portazo a la mampara de vidrio catedral que rezaba “Seguridad DGAC”, el tipo me señala mi maleta de herramientas que en ese momento pasaba bajo el aparato de rayos X, me conmina a abrirla y saca del interior un líquido limpiacontactos electrónicos en aerosol, una espuma de limpieza para computadores y un spray de Freon (líquido que sirve para enfriar tarjetas electrónicas y permitir un booteo en frio) los miraba con detención leyendo el contenido detenidamente y frotándose la barba con misteriosa actitud reflexiva, como si tratara de descifrar la composición de una bomba atómica. Examinó el contenido de las latas y me indicó que estos artefactos estaban prohibidos a bordo del avión, yo me defendí diciendo que no las llevaba en mi bolso de mano, si no que iban en el equipaje junto a las demás maletas, este señor me replicó que eran elementos inflamables y que constituían un peligro para el vuelo, en esos momentos, yo que ya estaba chato y me quería ir a la casa, le enrostré que había recorrido casi todos los aeropuertos de Chile con esa maletita y que ni siquiera en Santiago que eran mas cuáticos me habían puesto atados, es más, hace dos días atrás había estado ahí mismo, en Temuco, y con la misma maleta no tuve ningún problema, solo que no entendía por qué ahora, en el último vuelo del día, me ponían problemas por unas miserables latas, este tipo, como si se tratara de algo muy serio, llamó a un superior, que llegó con cara de perro, se bajó los lentes y leyó también muy seriamente las latas en cuestión, levantando la ceja con cada compuesto químico que leía, yo ya más que preocuparme me reía de la seriedad que le daban a un par de latas, como si se trataran de armas químicas iraquíes, finalmente este señor me indica que efectivamente llevar las latas en el avión constituían una grave falta y un peligro para la seguridad del espacio aéreo y bla, bla, bla, además, si quería llevarlas a bordo tenía que ser en un envase especial (casi blindado, cual criptonita) y mas encima pagar una especie de seguro de no-se-cuantas UF, yo estallé en risas y le dije me daba lo mismo, “cuestan luca cada una… Bótelas, lléveselas a su casa, recíclelas, tirelas al wate, haga lo que quiera, pero por favor déjeme volver a mi casa porque estoy chato…” salí por esa puerta con los ojos de tooooodas las personas del aeropuerto que se habían dado cuenta de que me estaba demorando mucho y pensaron que yo saldría con un interruptor en la mano, una mochila con dinamita y gritando “libertad al pueblo Palestino!!!!”… jajaja, las viejas copuchentas de siempre eran las que más descaradamente miraban.
Por fin, me subí al avión (un Boeing 737 del año de la corneta que casi se desarmaba), apoyé mi cabeza y la leyenda se escuchó “Finaliza sus transmisiones Claudio Orrego televisión…” la tele se me apagó y caí en coma de lo cansado que estaba, no sentí ni el despegue y casualmente soñé que me estrellaba contra un rascacielos, que cosas no?.

P.D.: Si quieren otra terrible historia de viaje, vean “Que terrible... que terrible...”

03 mayo 2007

El nunca Bien ponderado Hachazo


Ayer me fui de carrete con varios amigos, los temas fueron los habituales y con un Ron Matusalem como arma de batalla nos atrincheramos en el Cabo Frio de Manuel Montt, gueveo por doquier como siempre, pero la resaca con la que cargo hoy me hizo razonar sobre un tema que ha estado dando vueltas en mi masa encefálica mononeuronal desde hace mucho tiempo.
En mi humilde opinión, existe una evidencia inexorable del paso del tiempo sobre nuestros organismos, y esa es, tajantemente, el aguante en los carretes… y mas que el aguante en los carretes, el aguante de la caña al día siguiente.
Por lo menos a mi me pasa con mi propia caña, el maldito hachazo del día después se me ha hecho insoportable. Pero eso es ahora, recientemente, porque antes era muy, pero muy diferente.
Cuando comencé mis adolescentes incursiones en el mundo del carrete estaba bien metido en los deportes, en La Cruz, mi ciudad natal, jugué balonmano y volleyball durante mucho tiempo y a pesar de que era un pendejo de 15 o 16 años entrenaba con los adultos en el gimnasio “La Chirimoya”, el coloso de Av. 21 de Mayo (nota aparte, se llamaba así porque su techo asimilaba la textura de una chirimoya, cosa que era una mierda porque siempre se llovía y el audio era asqueroso para los recitales) , en ese tiempo, podía carretear hasta las 4 de la mañana un día viernes, llegar reventado a la casa y el sábado levantarme a las 8 para ir a entrenar o a jugar un partido de volley, y con cero… cero caña, tomaba mi leche caliente y rendía al máximo en un partido súper exigente, no era un “Crá” (léase como Matías Fernández) pero rendía. En los primeros años de la U también, estudiábamos y/o carreteábamos (ambas juntas o por separado) hasta altas horas de la madrugada y al otro día igual paraditos pa’ la prueba, es mas… recuerdo algunas ocasiones en las que carreteaba el sábado en la noche y al otro día me despertaba muy temprano a estudiar integrales dobles y triples… lo hacía, tenía ese poder de recuperación, cual estrella de mar cuando le cortan un brazo.
Pero ahora, la cosa cambió un poco… el fin de semana tuve un cototo asado en la casa de mi polola, vimos amanecer conversando y echando la talla, pero al otro día… la debacle fue de proporciones, recién pude abrir los ojos a las 4 de la tarde, y porque me despertaron pa’ ver el partido del Colo (Por cierto, chunchos ratones, futbol no es colgarse del arco), el sol hacía estragos en mis recientemente operadas corneas y tenía un cenicero en el hocico, tosía y me salían colillas de cigarro, mi estómago era un caldo bacteriano increíble y me dolía hasta el último pelo de mi cabeza, o sea lo que se llama caña… con todas sus letras… ese día domingo fue horrible, no podía coordinar, los movimientos espasmódicos se repetían y andaba más lento que rio de ulpo, hace tiempo que no me veía así, que horrible, hace unos cuantos años atrás, me habría jugado una pichanga y a las 5 de la tarde me hubiese empinado una cerveza, pero ahora, con suerte aguantaba una agüita de hierbas y galletitas de soda.
Ahora, con esto de la pega, también se forma la cultura de carretear en día de semana, práctica bastante habitual de los profesionales jóvenes y como tengo unos amigos malitos pal gueveo, en nuestro grupo se hace bien habitual, pero también se sufren los estragos de la caña en la oficina. Lo terrible del cuento es que tus colegas te cachan al tiro, porque con las razones anteriormente dichas, la caña no te permite funcionar si no es con lentes oscuros frente al computador y la botella de Vital de litro y medio sobre el escritorio, y pal almuerzo, mientras todos se engullen su hamburguesa de “carne” con doble “queso”, tu saboreas tu sobria ensaladita, con poco aliño.
En fin, yo creo que hay que buscar una solución a este cuento, si algunos de ustedes, amables lectores, ha sufrido de este mal y encontró la solución para fortalecer el organismo el día después de la batalla favor entregar la receta, compartamos el conocimiento adquirido, y ayuden a este pobre y cañufliento mortal.