Y Finalmente, llegó el día de los exámenes, Un poco nervioso tomé mi número a la espera de que me llamen. Fue rápido, en 5 minutos estaba con el frasquito en la mano, pero lo primero que me llamó la atención es que mi frasquito era blanco... todos los otros tenían tapa roja, y peor, el mío decía muy claramente, con letras Arial 28 y en negrita “ESPERMIOGRAMA”, piola no pasaba, pero que más da, tenía que hacerlo. Me llama una enfermera con la contextura de la Natalia Ducó pero con toca y uniforme blanco y de entradita ya me achuncha: “Don Claudio Orrego?... ahhh Ud viene por un espermiograma!!!... pase por acá”... todo esto con una retumbante voz de calefon y la sala de espera llena de gente, todos cacharon a que iba.
Entro al Box A, el primero de los 12 del laboratorio, el mas cerca de la puerta... cuando entro la enfermera me trata de explicar el examen: “bueno caballero, este examen se basa en la masturbación (bajando la voz solo en esa palabra., como si fuera lo más malo del mundo), lo “echa” en este frasquito y me lo entrega después... yo voy a estar en box 11, ya?” con esa tonalidad de mierda asumiendo que eres un weón que apenas le entendiste, “Ahí tiene un baño si quiere para que se relaje no más, yo le voy a cerrar la puerta y le dejo un cartelito para que no lo molesten, ya?”. Luego salió y me dejó solo.
El box tenía una silla de examinación ginecológica, lo cual no era precisamente un estímulo a mi imaginación. De inmediato les puedo señalar que no es lo que todos se imaginan, no había revistas ni una tele con el Venus Channel, nada, solo la “excitante” silla y unas bolsas de suero sobre un mueble, nada para el pequeño Claudio, mas encima sentía los ruidos de la sala de espera, estaba mas concentrado en escuchar las noticias de la tele que de llenar el frasquito.
Después de varios minutos, finalmente salí con el famoso frasquito blanco rebosante del preciado y lujurioso líquido. La puerta hacia la sala de espera estaba abierta, me sentí observado pero no pesqué, tenía una misión en mente, entregar el frasco e irme de ahí enseguida. Lamentablemente, el Box 11 estaba al otro lado de la sala, así que me fui paseando mi “piolita” frasquito blanco con letras gigantes, no estaba la enfermera y la tuve que buscar... no le podía pasar ese suculento tesoro a cualquiera. La tuve que esperar un rato y me fui de inmediato, para dejar que la gente me mirara tranquilamente.
Después de eso le tocó el turno al Doppler testicular, me llaman a la sala espaciosa y reluciente, donde paradójicamente todas las que me atendieron eran mujeres, la auxiliar me conmina a sacarme los pantalones, bajar los calzoncillos y dejar al descubierto La Joya del Pacífico, el Palto Hass de La Cruz, el Motor V8 de mi humanidad... mientras me acomodaba en la camilla, aparece la doctora explicándome el procedimiento. Yo no entiendo porqué son tan atravesados, si te hacen un examen en un brazo, te ponen el gel calentito... súper cómodo, pero si te van a hacer un examen testicular, te ponen la weá mas fría que encuentran en bodega... helado, y ahí abajo se siente. Además, la doctora era adicta al gel... le encantaba que chorreara y chorreara, el problema es que chorreaba en todos lados... si, en todos, yo quería mirar el examen pero no podía... estaba nervioso y se me notaba, al final la doctora me cachó y me dijo que no me preocupara, que no había nada anómalo y que estaba todo bien. Me limpié el gel de todos lados y me vestí, el problema es que el gel se queda como atrapado en los pelos, y aunque te limpies bien, igual quedan restos, no les voy a detallar que parecían mis calzoncillos porque ya es demasiado picante este post como para seguir bajando el nivel.
Lo bueno de todo este traumante epoisodio es que no me encontraron nada malo, ambos exámenes salieron bien y ahora tengo que volver donde el médico para ver que me dice, pero el dolor ya desapareció harto con los remedios y descartamos enfermedades con los exámenes, puede que haya sido stress no mas, pero como lo dije antes... por un coco, lo que sea.
