09 mayo 2012

Pequeños Tesoros


Tengo muchos CD’s, más de 100, no me había dado cuenta de ello hasta que me fabriqué un mueble para organizarlos y me di a la tarea de ordenar, tarea melancólica porque hasta me emocioné haciéndolo.
No soy materialista, no me interesa tener cosas que no quiero, con plata que no tengo, para mostrárselo a personas que no me interesan, no tengo grandes lujos ni la tele más grande del barrio, pero si he gastado lucas en mis pequeños tesoros, porque cada disco en esa estantería tiene una razón para estar ahí, son discos que marcaron algún momento trascendental de mi vida, la banda sonora de la memoria a largo plazo, esa canción que escuchaste hasta el hartazgo, esa que cantaste alguna vez… esa que te hizo llorar.
Mientras ordenaba, repasaba cada uno, me demoré, tomé mi tiempo, le iba comentando a un amigo el por qué estaba ahí, algunos autografiados, otros de 1ras ediciones de hace 20 años atrás, otros nuevos comprados en viajes, regalados, escuchados miles de veces y otros polvorientos que hace mucho que no escucho. Lo mejor, todos ellos los he comprado usados, o en otros países muy, pero muy baratos, porque en Chile, entre otras cosas gracias al IVA, comprar un disco es un verdadero lujo, no puede ser que cuesten 8 o 9 lucas, con los libros es lo mismo.
En fin, cuesta un poco dimensionar la importancia de las pequeñas cosas, sin ser necesariamente materialista, hay objetos que son importantes, que cuentan historias y marcan etapas, y que todos poseemos a veces sin darnos cuenta, algunos perduran a través del tiempo a pesar de los cambios generacionales, en mi caso, la pasión por el CD, por el Arte de hacer un librito que vaya en la caja, de ver las fotos y las letras mientras los escuchas, ese romanticismo de ver girar un pedazo de plástico y escucharlo en un buen equipo o con buenos audífonos, todo eso, a pesar de que tengo varios Gigas en el iPod, a pesar de que no pesco mucho los discos, siempre, siempre vuelvo a sacar uno y ponerlo a girar. No puedo dejar de coleccionarlos, me llena mucho más el corazón acariciar la calidez del sonido saliendo de esa circunferencia brillosa, que la impalpabilidad del  mp3 sonando en High definition… llámenlo cadencia geriátrica si quieren, yo los llamo, mis pequeños tesoros.