26 julio 2013

Felicidad vs Capricho



No es sorpresa si le digo que 1 Direction, Justin Bieber y otros son productos comerciales que lejos de cualquier talento, están fabricados para vender más poleras y chapitas que discos, la fábrica de artículos desechables adolescentes de Disney funciona sin asco, metiéndole basura fácil de digerir a los adolescentes y niños que en la actualidad tiene un poder adquisitivo tremendo y no precisamente porque ellos produzcan la plata, si no que los padres y/o tutores lo proporcionan… y es ahí justamente donde me quiero detener y hacer un análisis.
Por favor, querido lector, no me mal interprete si usted se siente tocado, me da lo mismo lo que haga con su plata o con sus recursos, me da exactamente lo mismo si le gusta o no este tipo de música, sólo me permito comentar y analizar el fenómeno, porque creo yo que va más allá de la típica “edad del Pavo”. Yo no soy padre y puede que no sepa de lo que hablo, pero me siento con el debido sentido común para desmenuzar el tema.
La generación de padres con hijos adolescentes de hoy, la mayoría creció en dictadura, esa época nefasta culturalmente y que formó a esa generación en el rigor de la carencia, habían muchas restricciones y prohibiciones. Recitales?, pocos… discos?, escasos de encontrar… Libertad de expresión?, ni hablar… En contraste, la generación actual de jóvenes y adolescentes lo tienen todo, pueden salir a expresarse, a marchar, tienen una oferta de recitales enorme, si no, está la tele e Internet. Discos?, los que quieras, basta con bajarlo de internet o escucharlo en streaming. Entonces, con qué poder o argumento un padre puede inferir disciplina y prohibición si ahora se tiene acceso a todo y por muchos medios?, lo entiendo, es difícil, pero para eso existen los valores inculcados. También está el factor “trabajo”, actualmente, y en especial en la capital, los padres trabajan más de la cuenta y cada vez se hace más difícil compartir con los hijos, por lo tanto, es difícil decirles que no a algo por el sentimiento de culpa que proviene del poco tiempo de compartir con ellos, de nuevo, esto también se puede manejar con valores y educación.
Entonces, tomado en cuenta todos estos antecedentes, el fenómeno de las entradas Ultra VIP para ver a Justin Bieber y la venta de entradas con un año de anticipación para 1 Direction me parece una soberana estupidez, a pesar de cualquier argumento que me den, como puede ser por ejemplo lo que expuse anteriormente, Pagar más de $200.000.- por una entrada para un espectáculo que sabes que será discreto, me parece disparatado, ni la entrada más cara para Roger Waters costaba eso. Cuando comenté de esto en Facebook me empapelaron en denostaciones, aludiendo a “por la felicidad de mis hijos lo que sea” o el “cuando seas padre entenderás” y todas esas frases cliché que no justifican mucho y aducen al lado sentimental y subjetivo. Ahora, es muy importante no confundir FELICIDAD con CAPRICHO. Para mí, una niñita de 12 o 13 años es muy difícil que tenga las cosas claras en la vida, y si su objeto de devoción es Justin Bieber, menos sensación de madurez me da, por lo tanto, no tiene conciencia de lo que significan 200 lucas para el bolsillo del padre, independiente del status económico, esa entrada cuesta el SUELDO MENSUAL DE ALGUIEN, es mucha , pero mucha plata para estar gastando en un capricho, porque además la niñita no irá sola, así que nunca va a ser solo una entrada.
Acoto eso sí, antes de que empiece el festival de chuchadas anónimas, que mi alegato va en contra de esas niñitas que se hacían caca llorando porque no alcanzaron a comprar la entrada ultra mega hiper VIP y no podrían estar TAN cerca de su Justin… Por favor, qué onda?. No estoy metiendo al saco a todas las que quieren ir al recital. Hay otras niñitas que son súper felices con la galería igual, porque se trata de buscar un poco de felicidad, no de sosegar un capricho.
Repito, haga lo que Ud. Quiera con su plata, pero creo que es una mala señal para una niñita caprichosa entregarle esa cantidad de plata para una entrada porque “eso la haría feliz”, tal vez eso le falta a los adolescentes de hoy, un poco de frustración no les haría nada de mal, porque cuando sean grandes, cuando empiecen a luchar contra las adversidades y la sociedad, no tendrán a sus papás para que les dé todo lo que quieren, tendrán que lidiar con la frustración, la mayoría lo entenderá cuando sean grandes y quieran ir a un recital de verdad y no puedan porque no tienen plata, lamentablemente, ahí ya será demasiado tarde.