
Tal vez muchos de que están leyendo estas líneas se han jactado de poseer en sus intestinos mucho más metano que el común de los mortales. Esto, si bien es una especie de "trofeo" entre los amigos, frente a una mujer desconocida es verdaderamente un calvario. No se por que me acordé, pero ahí les va una pequeña historia. Yo tenia unos 15 años y viajé hasta Valparaíso para celebrar el matrimonio de una prima, es así como toda la familia disfrutó de un contundente asado organizado por mi tío, va copete, va carne, va pebre, mi estomago celebraba y yo seguía comiendo no mas. Luego, en la tarde, después de la ceremonia religiosa, fuimos a la típica fiesta-recepción, creo que mis intestinos todavía disfrutaban del asado. Y allí en la fiesta, entre medio de mucha gente desconocida, conocí a la chica mas linda que jamás había visto en toda mi existencia, ella tenía 16 y mi "pubertad" (para no decir calentura) no le saca la vista de encima, nos conocimos, compartimos unas champañas y de repente estábamos conversando solos, vi mi oportunidad y a engrupir se ha dicho, estaba en lo mejor del flirteo cuando de repente... Mis intestinos comenzaron a sonar misteriosamente, los componentes químicos del pebre y el vino tinto se acercaban peligrosamente a mi esfínter, "¡oh no!" me dije, y en ese momento, sin siquiera planearlo ¡¡ Paft !!, se me escapó uno de los peos mas cototos que he fabricado, y con tanta mala suerte que fue justo en esos 4 segundos de silencio que hay entre cumbia y cumbia. No sabía donde meterme, me puse rojo, no quería mirarla a la cara, y cuando quise pedir perdón por el numerito la champaña me jugó una mala pasada y se me escapa un eructo (y con sorpresa) justo cuando iba a hablar, ya no podía estar mas cagado, ¡¡hice un numerazo frente a la mina mas rica que había conocido hasta entonces!!, cuando pude levantar mi vergonzosa mirada ella solo me dijo: "permiso, voy al baño"; El mundo se me vino abajo, era obvio que ya no volvía mas, y yo me tomé otra champaña y seguí comiendo.