
Al parecer los síntomas aparecidos en la despedida de soltero han sido mas grave de lo que pensaba, ahora si que definitivamente me estoy transformando en un viejo culiao odioso (perdónenme la tan soez expresión, pero es el calificativo mas adecuado que encontré).
El fin de semana pasado, después de salir inyectado del cine con los Transformers (complejo de infancia), fui a comer algo con mi polola a un concurrido Pub de Melipilla, nos sentamos expectantes del grupo en vivo que estaba comenzando a armarse para tocar y al apoyar mi brazo en la mesa casi boto el cenicero al suelo, la mesa estaba mas coja que De Gavardo después de un rally. Revisamos las mesas contiguas para cambiarnos, pero estaban todas igual o mas cojas. Nuestra decepción fue mucha, pero nos sentamos igual esperando a solucionar el problemita.
Cuando llegó la mesera, le solicitamos la carta y además algo para arreglar la pata de la mesa, a lo cual la niña, llena de abulia y displicencia respondió: “Mire, tome usted mismo estas servilletas, las dobla y arregle la patita… ya?” Nos quedamos mirando y dijimos al unísono un irónico y casi irreverente “yaaaaaaaa???!!!” (Esperando a que llegara la solución definitiva de la mesera, pero no, ella estaba hablando en serio). Ante esa respuesta no quise siquiera intentar la solución, solo me limité a tomar mi chaqueta, dirigirme con la servilleta en mano donde la mesera y decirle: “No puedes decirle a un cliente que arregle el mismo un problema del local, eso no se hace”, se la dejé en la bandeja en señal de desagravio y me fui del local, en una escena digna de película gringa, en la que el weon bacán arregla su solapa, se pone sus ray-ban y sube a su moto chopper.
Yo trabajé de mesero de un bar de Viña mientras estaba en la Universidad, y lo primero que aprendí es que el cliente debe ser tratado como rey, si tiene algún problema tienes que escucharlo y solucionarlo o por lo menos, demostrar que su inconveniente importa.
Esa mala costumbre que tienen en los bares chilenos de mantener las mesas cojas, siempre con la tapita de bebida o la servilleta doblada, qué les cuesta pegar una tapilla de esas de los zapatos para emparejar la cosa, no, siempre tiene que haber una solución parche. No hay wea más desagradable que pegarle un rodillazo a la mesa sin querer y botar todo el trago porque la wea estaba coja, inestable y mal cuidada. A mí, como cliente y consumidor, simplemente me molesta. Tal vez es un poco exagerado y es de viejo culiao odioso que me estoy poniendo, pero detesto que me atiendan mal cuando pago por un servicio.
Es tan chilena esta mala costumbre?, en otros países es igual?, pasa lo mismo?... yo he carreteado en Argentina y Brasil y nunca me he encontrado una mesa coja. Que opina usted?... ah?.