No es
sorpresa si le digo que 1 Direction, Justin Bieber y otros son productos
comerciales que lejos de cualquier talento, están fabricados para vender más
poleras y chapitas que discos, la fábrica de artículos desechables adolescentes
de Disney funciona sin asco, metiéndole basura fácil de digerir a los
adolescentes y niños que en la actualidad tiene un poder adquisitivo tremendo y
no precisamente porque ellos produzcan la plata, si no que los padres y/o
tutores lo proporcionan… y es ahí justamente donde me quiero detener y hacer un
análisis.
Por favor,
querido lector, no me mal interprete si usted se siente tocado, me da lo mismo
lo que haga con su plata o con sus recursos, me da exactamente lo mismo si le
gusta o no este tipo de música, sólo me permito comentar y analizar el
fenómeno, porque creo yo que va más allá de la típica “edad del Pavo”. Yo no
soy padre y puede que no sepa de lo que hablo, pero me siento con el debido
sentido común para desmenuzar el tema.
La
generación de padres con hijos adolescentes de hoy, la mayoría creció en
dictadura, esa época nefasta culturalmente y que formó a esa generación en el
rigor de la carencia, habían muchas restricciones y prohibiciones. Recitales?,
pocos… discos?, escasos de encontrar… Libertad de expresión?, ni hablar… En
contraste, la generación actual de jóvenes y adolescentes lo tienen todo,
pueden salir a expresarse, a marchar, tienen una oferta de recitales enorme, si
no, está la tele e Internet. Discos?, los que quieras, basta con bajarlo de
internet o escucharlo en streaming. Entonces, con qué poder o argumento un
padre puede inferir disciplina y prohibición si ahora se tiene acceso a todo y
por muchos medios?, lo entiendo, es difícil, pero para eso existen los valores
inculcados. También está el factor “trabajo”, actualmente, y en especial en la
capital, los padres trabajan más de la cuenta y cada vez se hace más difícil
compartir con los hijos, por lo tanto, es difícil decirles que no a algo por el
sentimiento de culpa que proviene del poco tiempo de compartir con ellos, de
nuevo, esto también se puede manejar con valores y educación.
Entonces,
tomado en cuenta todos estos antecedentes, el fenómeno de las entradas Ultra
VIP para ver a Justin Bieber y la venta de entradas con un año de anticipación
para 1 Direction me parece una soberana estupidez, a pesar de cualquier
argumento que me den, como puede ser por ejemplo lo que expuse anteriormente, Pagar
más de $200.000.- por una entrada para un espectáculo que sabes que será
discreto, me parece disparatado, ni la entrada más cara para Roger Waters
costaba eso. Cuando comenté de esto en Facebook me empapelaron en
denostaciones, aludiendo a “por la felicidad de mis hijos lo que sea” o el
“cuando seas padre entenderás” y todas esas frases cliché que no justifican
mucho y aducen al lado sentimental y subjetivo. Ahora, es muy importante no
confundir FELICIDAD con CAPRICHO. Para mí, una niñita de 12 o 13 años es muy
difícil que tenga las cosas claras en la vida, y si su objeto de devoción es
Justin Bieber, menos sensación de madurez me da, por lo tanto, no tiene
conciencia de lo que significan 200 lucas para el bolsillo del padre,
independiente del status económico, esa entrada cuesta el SUELDO MENSUAL DE
ALGUIEN, es mucha , pero mucha plata para estar gastando en un capricho, porque
además la niñita no irá sola, así que nunca va a ser solo una entrada.
Acoto eso sí,
antes de que empiece el festival de chuchadas anónimas, que mi alegato va en
contra de esas niñitas que se hacían caca llorando porque no alcanzaron a
comprar la entrada ultra mega hiper VIP y no podrían estar TAN cerca de su Justin… Por favor, qué onda?. No estoy metiendo al saco a todas las que
quieren ir al recital. Hay otras niñitas que son súper felices con la galería
igual, porque se trata de buscar un poco de felicidad, no de sosegar un
capricho.
Repito,
haga lo que Ud. Quiera con su plata, pero creo que es una mala señal para una
niñita caprichosa entregarle esa cantidad de plata para una entrada porque “eso
la haría feliz”, tal vez eso le falta a los adolescentes de hoy, un poco de
frustración no les haría nada de mal, porque cuando sean grandes, cuando
empiecen a luchar contra las adversidades y la sociedad, no tendrán a sus papás
para que les dé todo lo que quieren, tendrán que lidiar con la frustración, la
mayoría lo entenderá cuando sean grandes y quieran ir a un recital de verdad y
no puedan porque no tienen plata, lamentablemente, ahí ya será demasiado tarde.