
Y finalmente, comenzó la odisea…como ustedes ya saben, desde que me negaron la Visa de EEUU (Fuck you again Mr. Potato!) tuve que mentalizarme para un laaaaaargo viaje a Japón.
Comenzó mal, era que no, ya que la semana anterior, en un Viaje a Arica, se me cayó el
iPod en el aeropuerto y non funcionó mas, lo traté de arreglar pero fue peor, ahora la pantalla no enciende, así que súbitamente me quedé si el elemento imprescindible para aguantar 28 horas de vuelo, la música. El día anterior al vuelo a Japón, encontré un viejo MP3 por ahí, así que cargué las pilas para salvarme por último… que creen, en pleno vuelo, quise cargar música y el USB no funciona, así que tuve que escuchar lo que había dentro no mas… lamentablemente se lo había prestado a mi polola la ultima vez, así que me tuve que resignar a escuchar a
Julieta Venegas y
Barry White.
Así las cosas ya nada podía ir mal, por lo que me subí al primer avión con destino a Zurich con una esmerada mentalidad positiva.
El vuelo tuvo de todo, estuvo bastante entretenido. Primero, una mina onda “
Legalmente Rubia”, pero a la chilena, se subió con un cachorrito, no era de esos perros cuicos de mierda que ni siquiera ladran y están mas arreglados que mina pa’ matrimonio, no, era un perro normal pero cachorrito, se lo llevaba en los brazos y chillaba a mas no poder, las 3 horas hasta Sao Paulo tuvimos que aguantarlo despierto.
En Sao Paulo, se subieron hartos personajes… Unas minas embarazadas que tenían asiento al lado del perrito y le pintaron monos a la mina por llevarlo arriba… y decían que estaban embarazadas y su doctor les impedía estar al lado de perros y gatos… quedó la cagada porque empezaron a acomodar a la gente para que las embarazadas quedaran lejos de la mina, el perro y una amiga… y yo, me hice el dormido pa’ que no me gueviaran, la clásica técnica. Luego, un par de filas adelante mío se sentaron un par de travestis Brasileños… se pueden imaginar ustedes a los de Tobalaba pero de 1,80 mts. Sus guenas siliconas, ropa estrafalaria y un impecable maquillaje, claro, se reían y la voz de calefón no la podía camuflar.
Durante el viaje, ya de noche, una mina se paseaba demasiado por el avión, era una gringa rubia de pelo corto que andaba totalmente ebria dando vueltas… ustedes no saben lo que puede hacer un curao aburrido en un vuelo largo… hay que decir que Swiss Airlines tiene un servicio de primera… con harto copete y de buena calidad, así que entiendo a la niña, fíjense… Las azafatas no hallaban que hacer con la pastelito y la sentaban a cada rato, después se levantó de nuevo y empezó a aplaudir despertando a todos los que iban durmiendo, incluido al cachorro que empezó a chillar de nuevo, mas encima, la mina empezó a caminar, prendieron las luces y todos nos dimos cuenta de que incluso se había meado de lo curada que estaba, tenía los pantalones mojados, un show bien divertido y que puso a prueba la paciencia de la tripulación, finalmente se durmió y al otro día sonreía como si nada hubiese pasado, claro, con pantalones recién cambiados.
Paramos en Zurich, después de 17 horas de vuelo, me tuve que cambiar de avión y cruzar todo el aeropuerto, el cual es increíble, finos detalles y de manufactura exquisita, que deja al
Comodoro Arturo Merino Benítez como una garita de colectivos al lado de este lujoso monumento. Incluso tiene un pequeño tren que te transporta a los otros sectores alejados dentro del mismo aeropuerto. Suiza en general es una ciudad muy organizada y tranquila, es un modelo para los países que nos decimos en vías de desarrollo, pronto serán anfitriones de la
EuroCopa y todo el país está prendidísimo, carteles en todos lados, revistas dedicadas al tema que se reparten gratuitamente y el Duty Free lleno de cachivaches relativos al evento.
Partimos a Tokio en un vuelo lleno de Japoneses por lo que fue bastante tranquilo… incluso bordeando lo aburrido.
Luego de 10 horas mas, aterricé por fin en el aeropuerto de Narita para emprender la segunda parte de la travesía… y la mas difícil… tomar los trenes para llegar a Nasu.
Luego de casi 2 horas haciendo la fila en Inmigración, pagar el impuesto por todos los vinos que llevaba y hacer reverencia a cuanto weon me saludara, salí del aeropuerto, cambié los dólares a Yenes y tomé el
Narita Express con destino a Tokio, había solo 2 andenes así que eso fue relativamente fácil después de un par de preguntas a la niña de la boletería que hablaba como
Jin de
“Lost”… (
Others!… Walt!... Train!...) el inglés no está muy bien arraigado en general. Una hora de viaje hasta la estación de Tokio y ahí empezó lo mas difícil… llegué a una estación trenes en general muy compleja, imagínense lo enredado de
Tobalaba, pero con 4 niveles y 24 andenes, todo escrito con puras rayas y símbolos y un wn al medio parado con 2 maletas gigantes y leyendo cada wea que tenía por delante… por suerte el tren que debía tomar estaba señalizado con un símbolo verde y flechas… después de seguir por laberintos irreproducibles (ni me acuerdo como llegué a la boletería) tomé por fin el Tohoku Shinkansen, el famoso tren bala que es una maravilla… en general los trenes en Japón son una maravilla y es la mejor forma de viajar, eso si que es un poco caro (mi pasaje One Way costó
Y5.330, app.
$25.000.-, por unos
160 Kms, pero los hizo en 40 minutos). Lo bueno es que el tren es bilingüe, los anuncios verbales y los letreros luminosos son en inglés y japonés. Por lo que viajar siempre es un agrado, si es que puedes entender el enredado mapa de las líneas. Cuando viaje a Tokio voy a realizar la hazaña de subirme al metro.
Al bajarme en la estación de
Nasu-Shiobara, la recorrí completa para poder tomar un taxi… Otro punto aparte… en Japón los taxi son súper caros, pero son la raja… las puertas se abren y se cierran solas con un sistema que comanda el conductor (para que no le peguen portazos y como cortesía), además todos tienen GPS, por lo que suelen ser muy eficientes al momento de dirigirse a alguna parte, además no te tienden a cagar, como los taxistas chilenos.
Finalmente, después de 35 horas de viaje, llegué al
Nogi Hills Condominium, en donde lo primero que me piden para entrar a la habitación
“japanese style” es sacarme los zapatos… después de 2 días sin ducharme, comprenderán que no fue nada de agradable.