Ya me había quejado antes de los
imprudentes y prepotentes al volante, pero hoy le tocó al pobre Claudio.
Iba yo tranquilo volviendo desde Valparaíso
en dirección a Santiago, cerca de Curacaví, cuando me dispongo a sobrepasar a
un camión, estaba en eso cuando veo por mi retrovisor un Suzuki Vitara Rojo, acercándose
veloz, tirándole el auto a los otros conductores y de manera prepotente acercándose
por atrás, me empezó a subir las luces para que me apurara, yo estaba
adelantando y no tenía la mínima intención de acelerar, total, ya iba como a
110 km/hr, pero mi socio atrás estaba desaforado “toreando” el auto por atrás y
levantando las luces, terminé de sobrepasar y me fui a la derecha para que me
pasara, me puso una mirada horrible cuando pasó por el lado mío y salió hecho
un Schumacher, me reí y me dije “Donde están los Pacos cuando pasan estas
cosas?”… Pareció haber sonado un “Ahhhhh” en tono celestial porque justo unos
metros más allá y en frente de mis ojos, estaba Carabineros controlando
velocidad y mi compadre del Vitara Rojo estaba siendo llamado a orillarse… Justo
cuando lo había invocado, el amigo de verde tenía los ojitos brillantes y la
Pistola de velocidad en la mano… era parte seguro… Reí, reí más fuerte y
saboree la dulce venganza… no pude evitar tocarle un cariñoso bocinazo cuando
pasé por el lado, sorry, me MERECÍA ese lujito.
Y digo “me merecía” porque tengo que
convivir con energúmenos al volante a diario, que se atraviesan, te tiran el
auto, te presionan, te pasan a llevar, etc. Esta de hoy fue una mini venganza,
un petit bouché de satisfacción, al ver que por fin, se hizo una pequeña, pero
merecida justicia.