25 junio 2007

El gran pez


Desde que me operé los ojos a fines del año pasado (léase “ver la vida con otros ojos”) que me propuse hacer un vuelco en mi curso normal de vida, quería estar bien conmigo, quería sentirme bien, buscar eso que llaman felicidad.
Pues bien, empecé a meditar mucho sobre qué es lo que me convenía, qué me hacía feliz o que personas eran aporte a mi vida o no. Así pues, cambié muchos de mis hábitos, empecé a retomar el deporte, estoy fumando harto menos, me di cuenta de que habían amigos que no lo eran tanto y privilegiaban más los intereses personales por sobre la amistad, me alejé un poco de ellos y me acerqué mas a los amigos que siempre estuvieron y que si valen la pena, yo los cuido y ellos me cuidan, esa es la idea no?. Además, terminé una linda relación que costó mucha sangre concretarla… de esas relaciones que se hacen casi a la fuerza, fue bueno porque aprendí mucho más de lo que entregué, pero forzar las cosas a veces no es muy bueno, incluso cuando es lo que más deseas, en esos casos hay que ser racional y pensar con la materia gris en vez del miocardio… finalmente aprendí que cuando pasa mucha agua bajo el puente es por algo, bueno o malo, es por algo, y ahí hay que detenerse a pensar. Terminé con esa relación y creo que fue para mejor porque el destino es un poco cruel y de una u otra manera igual terminaríamos separados. Pero… el mismo cruel destino se vistió de Cupido y me reencontré con mi eterna media naranja… mi Chiquitita… nos conocemos hace 9 años, desde el colegio y este es nuestro tercer round, esas relaciones en las que siempre estas sobre la línea del amor y odio, y que en este caso desapareció por arte de magia y fulminantemente se quedó en el lado del amor, este cambio de mentalidad me ha hecho amarla como nunc a y el sentimiento es mutuo… por fin, me toca la reciprocidad del amor. Yo homologaría esta relación a la película “Eternal Sunshine of the spotless mind”, en donde las almas gemelas siempre terminan juntas, aunque incluso lo borres completamente de tu memoria.
Pero bueno, aparte de todos estos pequeños grandes cambios, que me han hecho muy bien por cierto, está ahora el más grande de todos… me cambio de pega, un cambio bien drástico considerando que dejo de lado los ecógrafos para dedicarme a los scanners y mamógrafos, pero muy enriquecedor en términos profesionales. Me voy a una compañía más grande, con mejor sueldo y una proyección bastante importante, creo que es el cambio que me faltaba para sacarme los lentes oscuros y mirar un poco más hacia el horizonte, al fin y al cabo… acabo de cumplir 25 años, tengo todo el derecho a arriesgarme y buscar lo mejor. Además me siento muy conforme con lo que aporté en la empresa antigua, por eso estoy tranquilo, porque me voy por la puerta ancha y sé que mi ausencia se va a notar, profesional y personalmente, pero como lo expuso Tim Burton en ese peliculón llamado “El Gran Pez”, un pez grande siempre se quedará chico si está en una pecera chica, me estoy yendo a un acuario grande… ya veremos cuanto crezco.
Empiezo un nuevo camino que espero continúe pavimentado. Por lo menos creo que me irá bien, este cambio viene a coronar un año que tiene que ser bueno, porque el año pasado fue como la corneta, así que ahora sí que sí, es de esperar que de una vez por todas Claudito tenga su nube negra lejos, muy lejos.
A mis ex colegas les agradezco todo lo que compartí y a todos ustedes, amables lectores, les pido me deseen suerte, la voy a necesitar.

19 junio 2007

Feliz Cumpleaños


Hoy día estoy de cumpleaños asi es que espero mis saludos, maldita sea!!!

ya, posteen... ah, y cumplo 25 no mas así que no me webeen.

chaucito baby...

12 junio 2007

Los niños de ayer y de hoy


Era uno de esos almuerzos de oficina en donde se hablan de muchas cosas excepto de la pega y empezamos a dialogar acerca de los cuidados de los hijos de mis colegas, ellos mencionaban que le daban comidas especiales a sus hijos, no les daban ciertas cosas, usaban tal o cual ropa, etc. Etc. Y yo como soy huaso, me puse a alegar y llegué a varias conclusiones que bajo mi lupa, creo estar en lo cierto, por lo que comparto con ustedes mis inefables veredictos.
Mis colegas argumentaban por ejemplo, que a su niño de 2 años no le daban ni coca cola ni comidas que no eran estrictamente recetadas por el pediatra… Y yo alegué al tiro… “Por eso los cabros chicos salen tan mamones ahora!”… claro, porque yo me acuerdo que cuando era pendejo pescaban la misma comida casera de todos, la tiraban a la jugera y teniay lista la papilla… y punto, na' que comidas especiales ni rellenos de 20 lucas ni nada, por lo menos en el campo, la leche al pie de la vaca y la carbonada hecha papilla eran indiscutibles al minuto de la nutrición.
También uno de ellos se espantaba porque pillo a su niñita con tierra en la boca… en nuestros tiempos hacíamos ejércitos de gusanos y teníamos barro hasta en los dientes de leche… y nos paso algo?... nada, a lo mas una diarrea esporádica por jugar con gueas raras, pero nuestras madres eran más instintivas con nosotros, nos dejaban no mas y permitían que la naturaleza siguiera su curso.
Nosotros tampoco tuvimos pañales desechables, usábamos pañales de género, que se tenían que lavar… yo tenía pañales de saco harinero!!! Y nunca me traumé ni tuve enfermedades por ello. Me recuerdo además que lo mas tecnológico para no pasarse con la orina era una especie de sunga de hule… que, aparte de pasarse igual, te dejaba con un sauna en la entrepiernas. Y tuvimos problemas con eso?... creo que nadie.
Jugar, otro tema preocupante con los niñitos de hoy en día, si le compran bicicletas, tiene que venir con casco, rodilleras, rueditas y tanta cosa… nosotros teníamos las bicicletas de “Machuca”, nos sacábamos la cresta en el suelo (de tierra) y llenos de moretones aprendíamos a andar sin rueditas, y obviamente la bicicleta era más grande porque tenía que durarnos y no podía quedarnos chica de repente porque simplemente no había plata pa’ otra. No existía ni el Play Station ni los juguetes a pilas ni los autos a control remoto inalámbricos. Jugábamos con camiones Otto Krauss de plástico, con monitos de madera y con saltarinas a lo mucho, salíamos a jugar hasta la hora de la corneta y nadie se preocupaba porque estábamos jugando, no había celulares y el autocontrol se lo ponía uno. El Atari fue la revolución de la década y esperábamos muchísimo rato aguardando a que el maldito cassette se cargara y al final marcaba error, horrible, pero era nuestro gran entretenimiento. Teníamos juguetes simples y éramos felices con esos, los relojes que se transformaban en robot, o los que hablaban y decían la hora con voz española de película porno, haciendo run-run con un botón e hilo de coser y hasta jugando bachillerato.
Las tareas escolares fue el otro tema, una colega de la oficina despotricaba contra VTR porque tuvo problemas con internet y su niñito no podía hacer las tareas bien. Qué les pasa!?, como quieren que los cabros chicos no sean unos mamones si los tratan así. En nuestros tiempos, teníamos que mamarnos las enciclopedias y los libros del Icarito o el Zig-Zag, escribir letra por letra (y con buena ortografía) en esas hojas de oficio cuadriculadas de 10 pesos, o como mucho en la Olivetti Lettera que te dejaba con artritis en los dedos. La computación se limitaba al engorroso Lotus o al increíble Windows 3.11 claro, inalcanzable pa’ los pueblos chicos como el mío.
Finalmente terminamos por cagarnos de la risa en ese almuerzo y más que ganarme el odio de los padres presentes por gueón pesao que soy, nos dedicamos a carcajearnos con estas y muchas otras diferencias entre los niños de hoy y los de antes… No digo que sea malo que las cosas cambien, pero acordémonos como aprendimos a ser niños nosotros y de enseñarles a nuestros niños que las cosas no son tan fáciles como ellos creen… espero no ser padre pronto, porque puta que va a sufrir ese pobre niño(a).

04 junio 2007

A la sombra de la infaltable nube negra


No faltaba más, la nube negra que fielmente me acompaña acaba de hacer otra de las suyas, y con su víctima preferida… mi auto.
Hace dos semanas dejé mi fiel tocomocho en mi taller habitual de confianza para hacerle la mantención correspondiente, yo lo cuido harto, así que es sagrado el paso por el foso cada los 10mil kms. La cosa es que el taller demoraría unos cuantos días porque además el alzavidrio izquierdo tenía problemas así que había que cambiar el motorcito. Yo trabajo casi todo el dia en terreno, de clínica en clínica y andar a pata es una pesadilla porque me atrasa todo, pero bueno, el asunto es que al tercer día, el día D, me llama el mecánico con la lamentable noticia:

- Don Claudio, tenemos un pequeño problema con su auto, lo tenemos listo, pero lo pasamos a llevar con otro auto y le hicimos un “pequeño rayoncito”… así que tendremos que desabollarlo y pintarlo…
- Queee!!!???... (un segundo después… ya resignado) bueno, será poh… cuanto se va a demorar?
- 2 días mas
- 2 días?!!!, chuta, por lo menos téngamelo pal’ viernes pa’ salir a carretear.
- Ok, no se preocupe y disculpe.


El viernes lo pasé a buscar y me percaté de que no era un simple rayón, ya que también en la puerta había un pequeño toponcito que no vieron… así que quedé en llevarlo nuevamente… además, el alzavidrios todavía sonaba y había que ajustarlo.
Volví a la semana siguiente, y les dejé mi tan preciado auto, ese mismo día en la tarde recibo un buzón de voz que decía:

- Don Claudio, habla Guillermo del taller, comuníquese urgente con nosotros porque tenemos un pequeño problemita con su auto…

Me llevé la mano a la cara mientras discaba el número del taller imaginándome una aplanadora encima de mi autito. O las cuatro ruedas en llamas y a los mecánicos con extintores desesperados.

- Don Claudio, aun no podemos trabajar con su auto porque tenemos un pequeño problemita
- No me diga nada… que le paso ahora? (exclamé con preocupada desolación)
- Noooo, no se preocupe… lo que pasa es que se nos quedaron las llaves adentro y el cierre centralizado nos cerró el auto.


Me cagué de la risa un rato y apenas pude ir fui a abrirles la puerta con la llave de repuesto, gracias a esa tallita, la reparación del auto se atrasó un día y adivinen que… justo el día en que llovió como chuzo acá en Santiago.
Ese día, como andaba a patita, tome el metro habitualmente y me bajé en Tobalaba, donde debía esperar a tomar la C06 que me llevaría a mi oficina, pero al salir del metro, había una fila como nunca antes para esperar la micro y todos bajo la inclemente lluvia… como yo soy un Caupolicán guerrero (cuac!) nunca uso paraguas, total es un poco de agua no mas, mientras no me caiga en la boca está todo bien, pero andaba medio agripado y pa’ no terminar con 40 en cama (40 de temperatura por si acaso) me dije a mi mismo… “mismo, por qué no te compras un paragüitas de esos baratos?” ya pues, le pregunté a un vendedor ambulante que se estaba haciendo la América con los paraguas chinos al por mayor y le pregunté el precio:

- A cuanto los paraguas compadre?
- 2 lucas
- Que???... dos lucas???... pero si estos no valen más de luca!!!
- Oferta - demanda no mas poh socio… oferta-demanda.


Nunca antes me había quedado tan claro el concepto de la ley de oferta y demanda después de que este gueón me restregara en la cara que si no le compraba a él me mojaría como tagua durante la próxima media hora de espera en la fila. A regañadientes le pasé 2 lucas por mi “automático” paraguas, como lo vendían estos usureros.
Por lo menos ese día de lluvia se terminó con unos amigos de la oficina en el Entre1/2. Si pues… a falta de sopaipillas pasadas, buenas son las chorrillanas con chelas.