La corona del Rock Chileno ya tiene su Reina

Después de presenciar el exquisito concierto de Megadeth en Chile el pasado 31 de Mayo en el Arena Santiago, me quise poner al día con el Rock Nacional y fui con mi polola (gran fanática de Francisca Valenzuela) al Universia U-Rock ’08 en el Teatro Caupolicán, aún con la imagen del concierto de Moustain y compañía sonando en mi cabeza. Y como era de esperarse, el rucio chascón ganó por paliza.
Primero salió a escena Francisca Valenzuela, 15 minutos antes de la hora señalada en los afiches, lo que grafica el lleno total del recinto bien temprano.
La Fran, presentó un show macizo, certero y bien dosificado, con un par de minutos de grandes emociones con sus baladas románticas y un par de temas con solo ella y su piano, con la pinta de Siouxsie Sioux y la parada rockera de Joan Jett. No tuvo puntos bajos y demostró con creces que es una de las pocas cantautoras de calidad que van quedando en Chile, y con la inteligencia de reclutar como músico invitado al experimentado Camilo Salinas en teclados, que le dio a varias de sus canciones un atmósfera que llenaba todos los espacios y que dejaba a la Fran sonando de maravillas en un complicado, acústicamente hablando, Teatro Caupolicán, que particularmente esa noche, sonó horrible, nunca se entendió lo que se hablaban por los micrófonos y los rebotes acústicos eran bastante pesados, mal por la producción del sonido que hasta dejó escapar un par de acoples… inaceptable en estos días, he escuchado mejores conciertos en el mismo escenario. Ojo, anótenlo, Francisca Valenzuela tiene una transversalidad etárea y sociocultural única, que la hace ser un número fijo para el Festival de Viña, les gusta a todos.
Luego de un pequeño breake salió a escena De Saloon bajo un parafernálico telón blanco y el chillido estremecedor de las miles de pendejas huecas que repletaban el recinto (el promedio de edad de los concurrentes bordeaba los 19). Algo me pasa con esta banda, los he escuchado varias veces en vivo y siempre me falta algo para cerrar el círculo. Tienen canciones buenas, sus baladas son emotivas y hay algunas canciones que en el disco suenan bien power, pero que pocas veces logran la misma potencia en vivo. Según mi opinión, hay veces en que suenan muy ruidosos sin tener la necesidad de hacerlo, muchas veces el músico invitado logra más protagonismo que sus integrantes estables, y tampoco está de más mencionar que Piero, su vocalista, a veces es tan posero que llega a ser odioso. El único que logra un equilibrio en todas las canciones es Otto, el bajista, que le da el toque de calidad a las interpretaciones, pero al margen de todos estos detalles, De Saloon es, junto con Lucybell, lo poco bueno de “power trio chilensis” que hay en nuestra escena.
Finalmente, Los Bunkers cerraron la noche con un, creo yo, innecesariamente extenso show, porque a mi opinión, son excelentes músicos, la calidad interpretativa de sus integrantes es innegable, pero muchas veces caen en la monotonía de ritmos, es decir, en sus shows en vivo sobre todo, tocan seguido tres o cuatro canciones que al "oido-no-fanatico" suenan a lo mismo, caen en ese detalle, pero cuando se trata de variar lo hacen bastante bien, tienen temas bien potentes que se combinan perfectamente con el rockabilly sesentero de sus temas mas conocidos, esa faceta es la que hace grande a esta banda, que junto a Los Tres, son los únicos que explotan, de buena forma, estos estilos en Chile. Ahora, raya pa’ la suma, sonaron bien igual y dejó contento a todos. Digno es señalar el espectacular ingreso de Los Bunkers al escenario: En la pantalla gigante se mostraba el inicio del video clip de su último single “Deudas”, en el video los músicos son mandados a tocar por una especie de manager y mientras entonaban la primera estrofa del tema, de pronto los muchachos salieron a escena “en vivo” con los mismos trajes del video y se enchufaron a la perfección con el tema que ya estaba sonando por los parlantes, junto a miles de dólares cayendo desde el techo del teatro, realmente notable y muy bien sincronizado.
En fin, este recital me sirvió harto para comprobar que algo falta para tener nueva sangre en nuestro escaso rock nacional, no hay nadie que deslumbre en vivo. Pero también me sirvió para confirmar que ya alguien puede ponerse la corona de Reina del Rock Chileno.