02 septiembre 2010

El Hospitaolimpo y sus Diostores


No les voy a mentir, creo que hasta los 14 o 15 años, mi sueño de futuro era ser médico, eso hasta el mouse de un Pentium 75 tocó mi mano, y me empezó a atraer la ciencia, la tecnología, la electrónica, la ingeniería y todas las mierdas a las que me dedico hoy. Desde ahí, miré la medicina desde lejos y ya en la Universidad la vi desde el punto de vista del “soporte” para que los médicos hagan su “magia”. Viendo el mercado de la Salud desde ese prisma, me he dado cuenta de la buena decisión que tomé en no estudiar medicina. Es un mundo lleno de arrogantes e incluso a veces humilladores (con varias excepciones por supuesto). Hoy, por un momento me sentí como una diminuta polilla revoloteando alrededor de una poderosa e imponente ampolleta, paso a relatarles mi mañana:

Por esas cosas de la pega, me relaciono generalmente con los tecnólogos médicos, especie relativamente simple y con los cuales se puede entablar fácilmente cierto grado de amistad, podríamos llamarlo “gente común”. Pocas veces tengo interacción profunda con los médicos, porque a la mayoría no le interesa lo que yo haga, mientras el equipo le siga reportando lucas al bolsillo. Pero hoy, tuve que revisar una estación de trabajo de imágenes médicas que estaba situada dentro de una sala de informe de los médicos radiólogos de una ultra cuica clínica privada del sector oriente de Santiago.

Apenas abrí la puerta, sentí las miradas de “bicho raro” enviadas por los personajes enfundados en sus impecables delantales blancos. Antes que nada, saludé a los presentes (eran 6 médicos radiólogos) con un “buenos días”, el cual solo fue respondido por un par de ellos, me presenté y avisé el propósito de mi visita, una simple revisión. Uno de ellos, al parecer el líder de la manada, me indicó los problemas y me puse a trabajar. Mientras trabajaba en el equipo, escuché y observé el comportamiento de los presentes, intentando pasar lo mas desapercibido posible, mientras ellos dictaban los informes de las placas, conversando de su fin de semana en la laguna y de lo maravilloso de los iMac.

En un momento entró la secretaria a dejar unas placas para revisión y se produjo un ameno diálogo con el líder de la manada:

- Secretaria: “doctor, las placas del caballero del tumor”.

- Doctor: “llegó la odiosa de las placas” (esbozando una sonrisa en claro afán de broma)

- S: “sip… para el odioso de los informes” - todos rieron – “si tan solo tuviéramos médicos más simpáticos…” (dejando las placas y retirándose de la sala).

- D: “… Si tan solo tuviéramos secretarias más ricas…!!! jajajaja… como estuvo esa???... estuvo buena cierto?... jajaja”

Yo rogué que la señora ya hubiera salido de la sala cuando el desatinado tiró su comentario, los demás rieron por cortesía, como cuando el jefe tira una talla fome y todos se tienen que reír solo porque es el jefe… el imbécil los miraba a todos mientras repetía “estuvo buena cierto??? Jajaja”, como diciendo “que bacán que soy”… incluso me miró a mí, pero yo no moví un musculo de mi rostro, mi cara debió ser tan seca como un moai. El hecho fue de tanta arrogancia del médico que me hizo sentir pena por el sistema, salí un rato de la sala para sacarme la escena de encima.

Lamentablemente, este tipo de cosas pasa mucho en el ambiente, tengo un amigo que se quiso meter en la pata de los caballos y ocupa un cargo administrativo de mucha importancia que tradicionalmente lo ocupan solo médicos, es el único Ingeniero entre seres de cotonas blancas, y ha sufrido varios “y quien eres tú para decirme eso?” o “que vas a saber tu?” o simplemente un seco “tú sabes quién soy yo?”, no es raro que un médico adopte estas actitudes ya que la gente aún los eleva a categoría de dioses, dándole una desmedida cuota de poder sobre sus propias decisiones de vida.

Ya estaría bueno que nosotros los usuarios del sistema de la salud vayamos haciéndonos valer como personas, y no porque un médico se le ocurra insultar o mofarse de alguien solo porque es alguien “importante” tenemos que asumir que son intocables, porque no es así, son personas como todos nosotros, se equivocan como todos nosotros y lucran bastante con una pega que si bien es muy trascendental no les da derecho caminar levitando por los pasillos de los hospitales o pisotear a los demás “no colegas”. Obviamente, esto es la generalidad y se demuestra mucho más en las clínicas cuicas y “exclusivas”, debo reconocer que en regiones y en los hospitales más humildes no se ve tanta pedantería, la profesión de médico pasa más por vocación que por las lucas en el bolsillo.

Finalmente, luego de un par de horas y terminado mi trabajo, di mi reporte y me despedí cordialmente, y como es habitual, el médico ni siquiera me miró mientras le hablaba y tampoco se despidió con la misma cortesía… lamentablemente, es habitual en estas “clínicas exclusivas”.

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